Convención Mundial de Fantasía 2008 (4/5)
IV. La 34ta Convención Mundial de Fantasía (Calgary, 2008). Primera parte.
La convención se realizó entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre de 2008 en el Hyatt Regency Calgary, de la ciudad de Calgary, estado de Alberta, Canadá.
Ahora pasemos a la sustancia:
a) El Abrebocas y las lenguas del diablo (miércoles 29 de Oct.)
Aunque no siempre ocurre así, en esta ocasión hubo una recepción la noche antes del evento (miércoles), patrocinada por Hades Books y organizada alrededor de una representación artística que sirvió de gancho para los asistentes. Se trata del conjunto canadiense “The Plaid Tongue Devils“, un conocido grupo musical con un estilo ecléctico muy peculiar que combina elementos de Klezmer, Roma y medio oriente con rock, pop y ska. La música es divertida y animada, mientras que el violinista parece en verdad un virtuoso.
b) El primer día (jueves 30 de Oct.)
Entre jueves y viernes asistí a varias lecturas, entre las que resaltaron las de George R.R. Martin y en especial la de Guy Gavriel Kay, quien terminaría llevándose uno de los máximos galardones de la convención.
Martin desgranó un relato extremadamente grafico que describía un futuro en donde se usan cadáveres como títeres para realizar labores peligrosas y mercadear con las más bajas pasiones de los que aun tenían cierto control sobre su existencia. Fue tanta la impresión que me sentí impulsado a detener la grabación de video hasta que finalmente dio paso a la fase reflexiva del relato. Aunque la obra no era suya, por alguna razón le pareció adecuado presentarla como análisis de la obra de un joven escritor en sus 30 años cuyo nombre se me escapa y para quien no tuvo sino palabras de elogio.
Argumentó que esa misma crudeza explota la sensibilidad innata en los seres humanos hacia la muerte para captar la atención del lector y hacer llegar el mensaje que desea transmitir el autor. Por su parte, Guy Gavriel Kay leyó un poco del texto de su último libro: “Ysabel” (que luego le valdría el premio a la mejor Novela del 2008). Aparte de la corta lectura dedicó la mayoría del tiempo para transmitir a la audiencia sus impresiones de lo que un autor debe tratar de lograr en sus personajes y del proceso creativo en general. También respondió preguntas sobre los tópicos más diversos, demostrando su profundo conocimiento en todos los temas abordados. En verdad me pareció que el carácter sosegado y afable del señor Kay, esconde una capacidad reflexiva impresionante que se manifiesta cada vez que habla con su tono pausado y susurrante.
También asistí a varios paneles. Por ejemplo: ya en la noche me acerqué al salón “Imperial 8″ para escuchar a Joe Haldeman, Robert J. Sawyer, Stephen Stirling y Walter Jon Williams discutir sobre ejemplos de cómo temas y figuras del género de terror y lo fantástico se cuelan a veces en la ciencia ficción. El título del panel era: “Argh! Mi Alien es un Elfo” (”Arg! My Alien is an Elf!”). Me reí un buen rato con las ocurrencias del panel, quienes citando ejemplos concretos de estas desviaciones, encontraban siempre la manera de suavizar la crítica con una retórica ingeniosa.
Al terminar el panel me conseguí nuevamente con Gay Haldeman, esposa de Joe, quien me saludó alegremente con su carácter afable de siempre. Luego de saludar también al señor Haldeman, acordamos vernos de nuevo en la entrevista que Gay le haría a una de sus autoras favoritas: Barbara Hambly, invitada de honor a la convención de este año.
c) Entrevista y autógrafos (viernes 31 de Oct.)
El día siguiente cumplí con mi cita y me acerqué temprano al “Imperial 4″ para conseguir un puesto que me permitiera tomar mejores fotos que en el panel del jueves. También llevaba mi cámara de video con la que grabé casi toda la entrevista. La señora Hambly es una veterana con más de 40 novelas en su haber y no puede uno sino dedicarle toda la atención a quien destila experiencia cuando habla del género fantástico y de ciencia ficción. Se refirió a su vida y obra con gran naturalidad, aunque es obvio que es una persona altamente sensible y consciente de su entorno. Según sus propias palabras, le gusta mantener una rígida rutina que le brinda tranquilidad y productividad en su trabajo, en la compañía de sus adorados gatos.
La señora Gay guió la entrevista de manera informal, pero haciendo las preguntas concisas en el momento preciso para darle una continuidad a la trayectoria de esta famosa escritora. El señor Haldeman estaba como siempre allí, en primera fila, tomando fotos de primer plano de su compañera de muchos años.
Luego de la entrevista volví la casa para acompañar a mis retoños en la celebración del Halloween. Esta tradición pagana demoró más de lo planeado, por lo que se me hizo tarde para asistir al acto especial del viernes: la Sesión de Autógrafos (”Autograph Reception”). Cuando llegué al “Imperial 4″, me encontré con que los organizadores habían levantado las divisiones de los dos salones aledaños (Imperial 6 y 8) para dar cabida a una impresionante cantidad de mesones con autores sentados frente a ellas.
Pregunté a los organizadores que conocía, gracias a mis amigos Ron y Valerie, si había una lista o mejor aún, un mapa con la ubicación de cada uno de los autores. Mi intención por supuesto era obtener tantas firmas como fuera posible de los autores cuyos libros traía conmigo. La persona que me atendió respondió cortésmente a mi solicitud explicándome que la disposición de los autores es mayormente una decisión libre e informal para aquellos dispuestos a pasar un par de horas atendiendo a los aficionados de sus historias. Solo los invitados de honor: David Morrell, Barbara Hambly, Tom Doherty, Todd Lockwood y Tad Williams, junto a un puñado de los autores más populares tenían asignados puestos en las mesas ubicadas en la periferia del recinto para facilitar el acceso de un mayor número de fans. Abundó incluso en el hecho de que no todos los autores son profesionales y que muchos de los que se registran en la convención como escritores optan por no presentarse a este evento.
En las Worldcons los autógrafos son manejados mediante turnos bien organizados para facilitar a las masas de aficionados la obtención de las rúbricas de aquellos autores de su interés, pautados en horas y sitios distintos. El formato de la convenciones de fantasía permite una mayor libertad de acción al contar con un número mucho menor de fans presentes. Aún así, fue emocionante ver a tantos autores juntos “a mi disposición”, así que me inicié mi cacería al azar, disparando hacia todos lados mientras caminaba por el amplio salón.
Pronto me conseguí frente a George R.R. Martin, quien luego de curiosear mi antología de los “Los Mejores Relatos de Ciencia Ficción del Siglo XX“, compilados por Orson Scott Card, procedió a firmar junto al título de su relato: “Los Reyes de la Arena“. A pesar de la reverencia que inspira la gravedad de su rostro, escondido tras la gruesa barba blanca y gris, me atreví a pedirle autorización para tomarle una foto, aceptando gustosamente posar junto a mi libro.
A la izquierda estaba el señor Gavriel Kay, quien fue más allá y me invitó a posar con él en la foto; lo mismo ocurrió con Robert J. Sawyer. Poco después conseguí nuevamente al señor Haldeman firmando los últimos autógrafos de la gente que tenía en línea, por lo que aproveché para acercarme y comentarle brevemente mis impresiones sobre su libro: “Camuflaje”, el cual había leído recientemente. Me contó que había escrito cuatro libros después de ese, pero que no estaba al tanto de saber cuáles habían sido traducidos al español.
Casi al final de mi ronda por el salón de autógrafos, obtuve las rúbricas de dos Invitados de Honor. El primero fue el artista gráfico Todd Lockwood, quien firmó junto al arte de la portada del libro de recuerdo de la convención. El segundo fue David Morrell, conocido por la dramatización de su primera novela: First Blood (1972), llevada a la pantalla bajo el nombre del personaje protagonista: ¡Rambo! Menos mal que luego de escribir otras dos secuelas tornó su atención a temas más elevados que le valieron una invitación especial a esta convención.
Morrel me firmó su última novela: “Scavenger” (2007), la cual formaba parte del bagaje de libros gratuitos que recibí en el bolso de bienvenida entregado por los organizadores de la convención. La historia parece interesante: trata de una desesperada carrera para encontrar una cápsula de tiempo perdida desde hace 100 años, la trama está estructurada en una novela en nueve niveles o capítulos, presentando retos cada vez más difíciles de alcanzar. El mismo autor reconoce que echó mano de la teoría de videojuegos (”Video-Game Theory”). Puede conseguirse un excelente artículo en español sobre este escritor aquí. Finalmente, cuando ya todo estaba dicho y hecho, la sala quedó casi vacía: había terminado la temporada de caza.
Juan Carlos Aguilar (continuará)